A veces me siento mala madre. No en el sentido de “malamadrear”, en el sentido de no pillar el truco a criar a mis hijos.
Mientras fueron pequeñitos me fue muy fácil criarles y sentirme buena madre.
Sentir que hacia las cosas bien, que estaba en el camino correcto.
Era fácil, solo se necesitaba dedicarles tiempo, muchos mimos y tener algo de paciencia.
Jugar a muñecas, darles la mano para caminar, cogerles en brazos y cantarles, leer cuentos, enseñarles poco a poco ha ser independientes, aguantar estoicamente algunas rabietas de magnitud considerable por el color del calcetín y tardar 3 horas en salir de casa un domingo por la mañana sin pegar un solo grito.
Si tenia dudas acudía a mi gurú de la crianza. Carlos Gonzalez, leía sus libros y me recargaba de energía materna.
Tenía la certeza de estar criando niños emocionalmente plenos y felices.
Ahora Anna tiene 10 años y Santi 9.
Me siento un poco perdida.
Me preocupa no saber generar una buena relación con ellos.
Anna esta en una etapa un poco preadolescente, y sus desafíos me desconciertan.
Santi se ha hecho mayor solo para lo que le interesa y a veces también me cuesta hacer cuadrar las cosas con él.
Será que me he hecho mayor pero tengo menos paciencia y no encuentro recursos útiles para lidiar con ello.
Así que tiro de gritos y amenazas varias y eso me pone muy triste.
Tengo la certeza de que no es el camino pero no soy capaz de encontrar otra cosa.
¿Es que la crianza con apego no funciona a largo plazo?
Es curioso pero hay muchos blogs, grupos de crianza etc. orientados a padres con niños muy pequeños, pero para niños mayores hay muy poca cosa.
¿Es qué después de los 7 los niños crecen sin necesidad de una guía? o ¿asumimos que esa guía es el cole?
En fin, ahí está mi desahogo de madre.
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