Hoy te escribo desde un bonito café, con esa paz que da el estar solo y tranquilo, sin pensar en si se ha terminado la lavadora, sin escuchar ese tan recurrente estos días “mama Santi me ha quitado…” o ese “mama,¿ juegas conmigo? Que te parte el corazón, y te hace sentir una mala madre, a pesar de que llevas un mes siendo madre 24/7 y algunas veces te flaquea la paciencia, la imaginación y las ganas. Estos días agradezco…